Más de 450 civiles, incluidos al menos 24 niños, once niñas y dos mujeres embarazadas, murieron en ataques ocurridos el fin de semana en comunidades cercanas a la ciudad de Bara, en el estado sudanés de Kordofán del Norte. Muchas personas siguen desaparecidas y se teme que el número de víctimas infantiles aumente.
El Fondo para la Infancia, UNICEF, calificó los hechos como "un atropello" y "una escalada aterradora de violencia", denunciando el "total desprecio por la vida humana, el derecho internacional humanitario y los principios más básicos de la humanidad".
La organización instó a todas las partes en el conflicto a detener de inmediato la violencia y a cumplir con el derecho internacional.
“Los civiles, en particular los niños, nunca deben ser objeto de ataques. Todas las presuntas violaciones deben ser investigadas de forma independiente y los responsables deben rendir cuentas”, dijo en un comunicado.
“Ningún niño debería ser testigo de estos horrores. La violencia contra los niños debe terminar ya”, concluyó.