Cada año, miles de tortugas marinas recorren largas distancias para regresar a las playas panameñas y completar su ciclo de vida. Entre julio y noviembre, este país alberga uno de los espectáculos naturales más significativos: la anidación de las tortugas lora, verde, carey, baula y de canal.

Playas como Punta Chame, Isla Cañas, La Marinera, La Barqueta (Chiriquí) y Playa Larga (Coiba) son lugares clave para observar este proceso. Varias de estas áreas, como el Refugio de Vida Silvestre Playa La Marinera y el Refugio de Vida Silvestre Isla Cañas, ofrecen programas comunitarios que permiten a los visitantes participar en recorridos nocturnos guiados, así como en actividades de conservación y la liberación de crías.

Entre los destinos más populares se encuentra la Isla Cañas, considerada uno de los sitios de anidación más importantes del Pacífico, donde la comunidad local organiza experiencias educativas y alojamientos rurales. La Playa La Marinera, en Los Santos, ofrece tours guiados por conservacionistas locales; mientras que el Parque Nacional Coiba, declarado Patrimonio de la Humanidad, ofrece expediciones ecoturísticas certificadas en un entorno de gran valor natural. En el occidente del país, la Playa La Barqueta, en Chiriquí, también lidera iniciativas de conservación y educación ambiental.

La experiencia fomenta el turismo responsable: evite las luces y los destellos durante la observación nocturna, mantenga la distancia con las tortugas, siga las instrucciones de los guías certificados y elija operadores que trabajen en estrecha colaboración con las comunidades locales. Estas medidas garantizan la protección de los ecosistemas y fortalecen las economías de las comunidades costeras.

Además del contacto directo con la naturaleza, la temporada de anidación se puede complementar con caminatas, observación de aves, visitas culturales a regiones como Azuero o Bocas del Toro y degustación de la gastronomía panameña.

La anidación de tortugas en Panamá representa un viaje con un propósito: un encuentro con la biodiversidad y la oportunidad de apoyar la conservación, mientras se vive una experiencia auténtica y transformadora en un entorno único entre dos océanos.