Un reciente estudio clínico realizado en la Universidad de California, en Estados Unidos, y publicado en la revista científica «Nutrients», ha confirmado que «el consumo de uvas aumenta significativamente la diversidad de bacterias en el intestino, lo que se considera esencial para tener un buen estado de salud general y, además, reduce los niveles de colesterol y los ácidos biliares».
«Las uvas son fuente de fibra y existe evidencia de que la ingesta de al menos entre dos a diez gramos al día de ésta produce una reducción pequeña, pero significativa, del colesterol total y del LDL ‘’el malo’’. Los 46 gramos de uvas administrados en el estudio proporcionaron unos 2-3 gr de este tipo de fibra. Sin embargo, también produjo una reducción del colesterol HDL, ‘’el bueno’’, y la hipótesis es que se debe al contenido en azúcares que presenta esta fruta», explican los expertos.
El nuevo hallazgo se suma a las bondades nutricionales de este alimento, que se destaca «por el alto contenido en agua, característica que es común en el resto de las frutas, y por su aporte de fibra, minerales como el potasio y vitaminas como la K. Además, sobresale por su contenido y amplia variedad de sustancias fitoquímicas bioactivas como los compuestos fenólicos, entre los que destacan el resveratrol, los taninos, flavonoides y antocianinas, y que son responsables del color, sabor y aroma característicos de estas frutas», y son precisamente esos compuestos fenólicos los que convierten a las uvas en un manjar muy sano, pues «le confieren propiedades antioxidantes, antibacterianas y antivirales», detallan los entendidos.
Sin embargo, los especialistas matizan que «no es adecuado poner el acento en un alimento y su efecto aislado, sino que es necesario valorar la dieta en su conjunto y el impacto que esta produce a nivel de nuestra salud intestinal y de los lípidos plasmáticos». Una idea en la que insisten y aclaran es que «el consumo de al menos cinco raciones entre frutas y hortalizas al día se ha asociado a un menor riesgo de mortalidad y de enfermedades crónicas. Es difícil atribuir a un único alimento el efecto protector. En este sentido, un patrón saludable como la dieta mediterránea es el que más ventajas aporta».
¿Mejor blancas o tintas?
Cualquier tipo de uva aporta beneficios para la salud. «No se puede decir que una sea mejor que la otra. Se trata de una cuestión de gustos y preferencias, así como de estacionalidad y disponibilidad en el mercado. Lo importante para la salud es tomar al menos tres raciones de frutas frescas al día, enteras antes que licuadas, variadas y preferentemente de proximidad. En el caso de las uvas, se deben elegir frescas y mejor de postre que entre horas», aconsejan
Cuando reducir su ingesta
A pesar de que la uva es saludable, existen algunas ocasiones en las que resulta recomendable reducir su ingesta. «Tanto en la uva blanca como en la negra destacan en cantidad los azúcares (glucosa y fructosa) y un importante aporte de ácido fólico, vitamina B6 y potasio. Por ello, son de las frutas más calóricas debido a que los azúcares representan un 16% de la porción comestible», advierten los dietistas, quienes recomiendan que «una persona sana podría incluirlas a diario en su alimentación, es decir, una ración de 10-12 gramos de uva, mientras que si hay obesidad o diabetes es preferible que las consuman esporádicamente». Aunque que «no es un problema si se sigue una alimentación adaptada a la enfermedad, pues algunos estudios apuntan a que las uvas podrían asociarse a una menor resistencia a la insulina».
Por: María Jiménez M.D. www.elmundoalinstante.com