En Colombia, más del 70% de la población dedica al menos cuatro horas diarias a redes sociales, según datos del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC). Este consumo creciente abre un debate urgente: ¿qué está ocurriendo con la empatía y la conexión emocional en una sociedad cada vez más digitalizada?
Investigaciones como las del psicólogo Jonathan Haidt en La generación ansiosa advierten sobre un aumento de la ansiedad, la soledad y la polarización, mientras que otros estudios señalan que los algoritmos moldean nuestras emociones y decisiones sin que lo notemos.
Adelaida Bedoya Salcedo, docente del programa de Psicología de Areandina, advierte que la empatía es uno de los pilares esenciales de la vida en comunidad y que el desgaste emocional generado por la tecnología amenaza la convivencia.
Cinco señales de desconexión emocional que debe vigilar
1. Phubbing o mirar el celular en medio de una conversación
Un hábito que transmite desinterés y erosiona la escucha activa.
2. Validación digital como sustituto de la personal
Cuando el estado de ánimo depende de los “me gusta”, la vida emocional se mide en métricas y se debilita la conexión real con los demás.
3. Alteración del sueño y el ánimo
Dormir con el celular cerca y revisar notificaciones de madrugada afecta la regulación emocional.
4. Fragmentación de la atención
El consumo rápido de contenidos y la incomodidad frente a conversaciones largas son señales claras de desconexión.
5. Sustitución de actividades colectivas
El reemplazo de juegos, deporte y encuentros por pantallas reduce la empatía que solo se cultiva en la interacción presencial.
Estrategias para recuperar la empatía en tiempos digitales
La especialista propone tres acciones para revertir esta tendencia:
- Crear espacios libres de pantallas, como comidas sin dispositivos.
- Establecer “fricciones digitales” saludables, como desactivar notificaciones y limitar la reproducción automática.
- Diversificar las fuentes de información para escapar de los algoritmos que refuerzan siempre la misma visión del mundo.
“Se trata de usar la tecnología con criterio humano. La empatía requiere tiempo compartido y conversaciones lentas”, concluye Bedoya.
En un país donde millones pasan horas frente a una pantalla, el reto es recuperar lo esencial: mirar a los ojos, escuchar con calma y reconectar con lo humano.