Cuando te ríes, te relajas. Y cuando estás relajado, tu cerebro es una esponja”

La genética no es la única que marca nuestra salud cerebral. Podemos hacer mucho para ayudar a nuestras neuronas a retrasar su envejecimiento. Nos lo explica el biólogo celular y experto en antienvejecimiento Jordi Olloquequi.

Nuestro cerebro sigue siendo un misterio que poco a poco los neurocientíficos, en un esfuerzo multidisciplinar inédito hasta ahora en la historia, están intentando desentrañar.

Psiquiatras, neurólogos, psicólogos, biólogos y otros especialistas comparten y cooperan en investigaciones que están permitiendo en pocos años avanzar en la mejora de nuestro bienestar mental y en reducir el riesgo de las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer.

Hasta no hace mucho se mantenía el bulo de que solo usamos un 10% de nuestro cerebro o de que nacemos con el cerebro que nos ha tocado y no podemos hacer nada. “Vivíamos con la idea de que el cerebro venía con fecha de caducidad programada”, explica el profesor Jordi Olloquequi, doctor en Biología Celular y experto en el envejecimiento cerebral. Un mito que intenta frenar.

Cómo frenar el envejecimiento cerebral

Hoy la ciencia sabe algunas cosas sobre cómo podemos ayudar a nuestro cerebro a llegar a los 90 años. No lo sabe todo, ni puede garantizar el resultado, pero sin duda nos permitirá jugar con ventaja.

El profesor Olloquequi lo explica: “Hoy sabemos que, a pesar de que los genes que heredamos son importantísimos, tenemos muchas maneras de modular las órdenes que dictan. Es decir, la genética reparte las cartas, pero nosotros somos los que jugamos la partida.”

Y como en toda partida, hay jugadores malos con cartas buenas y jugadores muy buenos con cartas mediocres.  “Hay determinados hábitos que ayudan a nuestras neuronas a ser más jóvenes”, añade.

Y eso es porque nuestras neuronas son especialmente eficientes para deshacerse de lo que no le sirve y conservar lo que necesita. “Solo cuando eso falla, envejeces más deprisa”, aclara el biólogo, autor del libro ‘Antiaging para el cerebro’.

Tres ejercicios que mantienen joven

El profesor Olloquequi apunta seis hábitos que pueden serte especialmente útiles para mantener tu cerebro joven. Hay tres en concreto que has de aprender a ejercitar mejor.

• Gestionar el estrés. El estrés es necesario y positivo. “Es un chute de energía que agudiza la mejoría y mejora la concentración”, dice. El problema se produce cuando el estrés dura más de la cuenta.

“El estrés crónico o sostenido debilita las conexiones neuronales y afecta directamente al hipocampo, una región del cerebro clave para la memoria”, añade. Probablemente por eso en épocas de estrés crónico estamos más olvidadizos. La clave, por tanto, no es eliminar el estrés, sino aprender a gestionarlo.

• Entrenar la mente. “Aunque el cerebro no es un músculo, se le parece mucho en una cosa: si no lo usamos lo suficiente o no le planteamos pequeños retos de manera habitual, se atrofia”, apunta. La memoria, la atención y la creatividad pueden entrenarse.

Recomienda, por ejemplo, memorizar la lista de la compra. Te puedes inventar una historia que enlace las cosas que has de comprar y así también ejercitas la imaginación. “Al crear estar historia estrambótica, forjamos conexiones neuronales más fuertes que con la simple repetición de una lista”, dice.

Para la atención, un clásico avalado por estudios neurocientíficos es la respiración consciente.

• Moverte más.  Si el cuerpo está sano, beneficia a la salud mental. Aconseja hacer ejercicio físico y centrarnos en trabajar la fuerza. “Hace falta musculación para la senectud”, apunta este experto.

Otros tres hábitos importantes

Hay otros tres de hábitos que se han comprobado igualmente dañinos o beneficiosos, según sigas las recomendaciones o no.

• Priorizar el sueño nocturno. Olloquequi recomienda de 6 a 9 horas de sueño, según a persona. Es fundamental pues limpia el cerebro y es neuroprotector. Sigue estrategias para conseguir un sueño reparador.

Este experto es especialmente incisivo en dejar de mirar pantallas por la noche. Él desconecta a partir de las siete de la tarde.

• No aislarse. Mantén relaciones sociales. Las personas con vínculos sociales tienen menos riesgos de sufrir enfermedades neurológicas.
• Cuidar la dieta y la microbiota. “Come menos y mejor”, pide. El intestino es nuestro segundo cerebro. “Los microorganismos que lo habitan nos ayudan a controlar la inflamación crónica, un claro motor de envejecimiento”, recuerda.

Además, hablan el mismo idioma que las neuronas y pueden comunicarse con ellas. “La microbiota intestinal fabrica neurotransmisores tan importantes como la dopamina y la serotonina, que envían mensajes al cerebro a través de los nervios que recorren los intestinos.”

Que nunca te falle el buen humor

Un aspecto que el profesor encuentra muy importante, aunque no directamente vinculado al envejecimiento cerebral es el humor. Plaga su charla de humor. Es una forma de ayudar a tratar temas científicos complicados.

La gente genera una barrera ante un tema que no domina. “Creo que el humor funciona como un arma capaz de destruir esa barrera. Cuando te ríes, te relajas. Y cuando estás relajado, tu cerebro es una esponja”, explica. Así eres capaz de abrirte más a entender y aprender.

El humor, además, es un factor fundamental del bienestar emocional. Nos permite relativizar los problemas y equilibrar la mente en etapas de crisis.

 Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com