El hallazgo del CNIO identifica nuevos mecanismos genéticos implicados en cáncer de riñón
El ADN es como un gigantesco libro de instrucciones que guarda con recelo todos los secretos de la herencia genética de nuestro cuerpo. Y cuando se rompe, deja «cicatrices» que también resultan determinantes, hasta el punto de que pueden convertirse en un poderoso recurso con implicaciones para la salud humana. Se trata del reparoma humano, en el que reparoma se refiere a la reparación de roturas en la molécula de ADN, es decir, algo así como «dime cómo son tus cicatrices y te diré quién eres», según ha logrado descifrar un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en un gran avance que ha publicado hace unos días la prestigiosa revista «Science».
En concreto, un grupo del CNIO ha identificado los 20.000 tipos de cicatrices que quedan en el ADN humano reparado tras una rotura. Después las ha organizado en una web, el portal del reparoma humano, que queda a disposición de la comunidad científica mundial. De esta manera, el reparoma humano viene a ser el catálogo de los patrones de cicatrices en el ADN humano reparado. Y no es una cuestión baladí, pues se trata de una información muy valiosa como conocimiento básico, pero también desde el punto de vista médico. Por ejemplo, poder interpretar el patrón de cicatrices en las células tumorales de un paciente puede ayudar a determinar el mejor tratamiento para cada cáncer.
Reparación que deja huella
El ADN está en todas nuestras células y es la molécula de la que están hechos los genes, las instrucciones moleculares que dirigen el cuerpo. Pero el ADN sufre roturas continuamente, por el propio funcionamiento celular y a menudo por motivos tan cotidianos como la exposición al sol. En definitiva, son heridas peligrosas, que la célula debe reparar para sobrevivir. Y esas reparaciones dejan huella, con un rastro de alteraciones genéticas, de mutaciones. Es a lo que los investigadores llaman «huella mutacional» o, metafóricamente, «cicatrices» que quedan tras esa reparación.
La buena noticia es que esas huellas encierran una información altamente codiciada. Igual que las marcas en la piel son distintas tras un corte y una quemadura, las alteraciones en el ADN tras una reparación delatan el tipo de daño sufrido. Y no solo eso, ya que también revelan otros detalles sobre, por ejemplo, cómo la célula ha reparado la rotura. En la piel, la cicatriz dice al ojo experto el punto de sutura empleado; en el ADN, la huella mutacional dice qué mecanismos de reparación ha usado la célula.
De esta manera, decodificar la cicatriz para entender el daño original, y su reparación, es importante en muchas áreas de investigación y específicamente en cáncer. «Es algo muy relevante para el tratamiento del cáncer, porque muchas terapias oncológicas funcionan precisamente provocando roturas en el ADN», explica Cortés.

Esperanza para la oncología
Entender los mecanismos de reparación de roturas tiene muchas implicaciones para la salud y, en concreto, para la oncología, ya que, tal y como detalla Cortés, «la reparación incorrecta resulta en acumulación de mutaciones e inestabilidad genómica, que están estrechamente relacionadas con el desarrollo y la progresión tumoral, y también con el envejecimiento». Y esto es clave, ya que, a menudo, los tratamientos oncológicos dejan de funcionar porque las células tumorales aprenden a reparar las roturas que producen los fármacos, con lo que los tumores se hacen resistentes a la terapia. Entender cómo la célula repara las roturas en cada caso puede ayudar a vencer las resistencias. «A corto-medio plazo este hallazgo permitirá emplear los datos generados para identificar nuevos factores y relaciones entre rutas de reparación, posibles explicaciones a patrones mutacionales y dianas terapéuticas para el tratamiento del cáncer. En la publicación solo hemos seleccionado, validado y caracterizado una serie de ejemplos para ilustrar lo que el reparoma puede hacer», apunta el autor principal.
De esta manera, el portal web del Repairome permitirá a investigadores de todo el mundo consultar rápidamente cómo cualquier gen humano afecta a la reparación del ADN, analizar correlaciones funcionales entre genes y explorar rutas moleculares implicadas. Por ello, sus autores consideran Repairome «una plataforma para nuevos descubrimientos», añade Cortés.
Nuevos pasos a seguir
Este hallazgo es solo el primer paso de un futuro prometedor: «Nuestra idea ahora es expandir los resultados con nuevos tipos celulares y condiciones específicas, combinando la inactivación de varios genes y añadiendo más mutaciones a nuestro análisis. Con una cantidad de datos suficientemente extensa, y aplicando modelos de IA, deberíamos ser capaces de “decodificar” la relación entre el estado genético y patrones mutacionales en condiciones reales más complejas que la ausencia de genes individuales, que es el primer paso que hemos dado ahora. Esto tendría una gran relevancia para establecer tratamientos personalizados, predecir la evolución de tumores y controlar de forma precisa la edición génica».
Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com