En un momento en que la obesidad afecta a más del 40% de los adultos en algunos países, científicos y médicos han profundizado en una pregunta crucial: ¿en qué medida la obesidad reduce la esperanza de vida?
¿Qué es la obesidad y cómo se mide?
La obesidad se define generalmente mediante el índice de masa corporal (IMC), que relaciona el peso y la altura. Se considera obesidad un IMC igual o superior a 30. Esta condición se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias y alteraciones metabólicas, entre otras.
Obesidad y mortalidad: lo que dicen los estudios
Un metaanálisis publicado en The Lancet en 2016, que evaluó datos de más de 10 millones de personas, encontró que la obesidad puede reducir la esperanza de vida entre 5 y 10 años, dependiendo del grado de exceso de peso y otros factores de salud.
Los resultados mostraron que:
-Un IMC entre 30 y 35 puede reducir la esperanza de vida entre 2 y 4 años.
-Un IMC de 40 o más (obesidad severa) puede acortar la vida entre 8 y 10 años, un impacto comparable al de fumar una cajetilla de cigarrillos al día.
Diferencias según edad, sexo y hábitos
La relación entre obesidad y esperanza de vida no es lineal y varía según distintos factores:
-Edad: Cuanto más joven es la persona obesa, mayor es el impacto sobre su esperanza de vida.
-Sexo: Los hombres con obesidad parecen sufrir una mayor reducción en la esperanza de vida en comparación con las mujeres.
-Estilo de vida: Hábitos como fumar, el sedentarismo o una alimentación desequilibrada amplifican los efectos negativos de la obesidad.
¿Qué pasa con el sobrepeso?
Aunque el foco está en la obesidad, el sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9) también representa un factor de riesgo, aunque en menor grado. Algunos estudios sugieren que, en ciertos grupos de edad, un leve sobrepeso no reduce significativamente la esperanza de vida, pero sí aumenta el riesgo de enfermedades crónicas.
¿Puede revertirse el impacto?
La buena noticia es que la pérdida de peso, incluso moderada, puede mejorar notablemente la salud y la longevidad. Una reducción del 5 al 10% del peso corporal puede:
-Disminuir el riesgo cardiovascular.
-Mejorar el control glucémico.
-Reducir la presión arterial.
-Disminuir la inflamación sistémica.
Además, intervenciones como una dieta equilibrada, actividad física regular y, en casos seleccionados, cirugía bariátrica o medicamentos específicos, pueden tener efectos sostenidos en la esperanza y calidad de vida.